9.1.10

Cuentos VII: El Reloj Parado a las Siete (Giovanni Papini)

"En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto.

Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.

Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del mundo.

Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez detuvo su andar.

Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él.

También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared vacía.

Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.

Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.

La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás.

Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida.

Pero sé que la vida es otra cosa.
Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo.

Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.

Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad.

Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo."

Poesias VI: Soneto Monovocalico con la E

CHARLES BAUDELAIRE

Les fleurs du mal



Les sens blessés en vers je represente,

Et les tendresses, le Spleen, le Temps, les crèves...

Le regret de l’Eden empeste mes rêves,

L’énervement de l’être me regente,



Et, vers l’Enfer en terre extrême descente,

les excés effrenés enlèvent mes sèves;

L’ether dessèche et gèle le vent des grèves:

Même l'éphémére péché d’emblée me tente



Et lestement me rend désespéré!

De l’éternelle Géhenne les détresses

Mes frêles vertèbres ébrèchent: j’en reste lésé...



Je mets ensemble el mêle les belles tresses,

Le Rebelle, le Serpent, le vert Léthé,

Je célèbre les femmes et les déesses!

____________________________

Los sentidos heridos en verso represento,
y las ternuras, el spleen, el tiempo, los estallidos…
El lamento del Edén apesta mis sueños,
el enervamiento del ser me rige.

Y, bajo el infierno en extremo descenso,
los excesos desordenados levantan mis fuerzas;
el éter deseca y hiela el viento de las playas:
incluso el efímero pecado del asalto me tienta.

¡Y diestramente me vuelve desesperado!
De la eterna Gehenna las angustias,
mis frágiles vértebras se mellan: resulto así lesionado…

Pongo juntos y mezclo las bellas trenzas,
el Rebelde, la Serpiente, el verde Leteo,
¡celebro las mujeres y las diosas!

(Selección y traducción de Josep M. Albaigès, BCN, ene 06)

Extraido de All’alba Shahrazad andrà ammazzata, de Giuseppe Varaldo, una increíble colección de sonetos monovocálicos, en varios idiomas.

http://www.albaiges.com/eulogologia/lipogramas/sonetosmonovocalicos.ht
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Cuentos VI: Un Relato Sobre Amor (Jorge Bucay)

Se trata de dos hermosos jóvenes que se pusieron de novios cuando ella tenía trece y él dieciocho. Vivían en un pueblito de leñadores situado al lado de una montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba hasta la cintura; tenía los ojos celestes, hermosos y maravillosos..

La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que un día, cuando ella tuvo dieciocho y él veintitrés, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran.

Les regalaron una cabaña, con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo, que tanto había ayudado en esa relación.

Y vivieron allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debía hacer algo para demostrarle a él su profundo amor. Pensó hacerle un regalo que significara esto. Un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo; un pulóver tejido tampoco la convencía, pues ya le había tejido pulóveres en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo...

Decidió bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan importante y que ella pudiera comprar con las monedas que, semanas antes, había ido guardando de los vueltos de las compras pensando que se acercaba la fecha del aniversario.

Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces recordó que había un solo objeto material que él adoraba verdaderamente, que él consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Desde chico, él guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama. Todas las noches abría la mesita de luz, sacaba del sobre de gamuza aquel reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo hasta que la cuerda se terminaba, lo volvía a lustrar, lo acariciaba un rato y lo guardaba nuevamente en el estuche.

Ella pensó: "Que maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj." Entró a preguntar cuánto valía y, ante la respuesta, una angustia la tomó por sorpresa. Era mucho más dinero del que ella había imaginado, mucho más de lo que ella había podido juntar. Hubiera tenido que esperar tres aniversarios más para poder comprárselo. Pero ella no podía esperar tanto.

Salió del pueblo un poco triste, pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario para esto. Entonces pensó en trabajar, pero no sabía cómo; y pensó y pensó, hasta que, al pasar por la única peluquería del pueblo, se encontró con un cartel que decía: "Se compra pelo natural". Y como ella tenía ese pelo rubio, que no se había cortado desde que tenía diez años, no tardó en entrar a preguntar.

El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dudó. Le dijo a la peluquera:

- Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría?

- Seguro - fue la respuesta.

- Entonces en tres días estaré aquí.

Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. No dijo nada.

El día del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito más fuerte que de costumbre. Luego, él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo.

Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el dinero, se dirigió a la joyería. Compró allí la cadena de oro y la caja de madera. Cuando llegó a su

casa, cocinó y esperó que se hiciera la tarde, momento en que él solía regresar.

A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa cuando él llegaba, esta vez ella bajó las luces, puso sólo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza. Porque él también amaba su pelo y ella no quería que él se diera cuenta de que se lo había cortado. Ya habría tiempo después para explicárselo.

Él llegó. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces, ella sacó de debajo de la mesa la caja de madera que contenía la cadena de oro para el reloj. Y él fue hasta el ropero y extrajo de allí una caja muy grande que le había traído mientras ella no estaba. La caja contenía dos enormes peinetones que él había comprado... vendiendo el reloj de oro del abuelo.

Si ustedes creen que el amor es sacrificio, por favor, no se olviden de esta historia. El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia.

Poesias V: Soneto Monovocálico con la I

TITO LUCREZIO CARO

De rerum natura




In libri ricchi, di psichismi intrisi,

ci dissígilli il vin d'insigni viti:

finissimi, invisibili, infiniti

gl'inscindibili limiti indivisi...



In idi si difficili, di crisi,

di dissidi civili, intrighi, liti,

i divi minimizzi, infici i miti,

critichi chi mistifichi, chi svisi



gl'imi indizi di fisici rinvü

implicíti in sinistri, in cirri, in sismi.

Gl'istinti, i vizi, gl'intimi disii



dici insiti in rigidi chimismi:

il “avir” li disciplini in crismi pii!

Vividi timbri, místici lirismi...

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En libros ricos, de psiquismo empapados,
se abre el vino de insignes vides:
finísimos, invisibles, infinitos
los inseparables límites indivisos…

en idus ora difíciles, de crisis,
de desidias civiles, intrigas, pleitos,
los divos minimizados, inválidos los mitos,
críticos que mistifican, que alteran

los profundos indicios de los físicos reenvíos
implícitos en siniestros, en rizos, en sismos.
Los instintos, los vicios, los íntimos deseos

dichos innatos en rígidas químicas:
¡el “varón” lo disciplina en aprobaciones pías!
Vívidos timbres, místicos lirismos…

(Selección y traducción de Josep M. Albaigès, BCN, ene 06)

Extraido de All’alba Shahrazad andrà ammazzata, de Giuseppe Varaldo, una increíble colección de sonetos monovocálicos, en varios idiomas.

http://www.albaiges.com/eulogologia/lipogramas/sonetosmonovocalicos.htm